Liquidación del Régimen Económico Matrimonial

Cuando un matrimonio se disuelve, es necesario proceder a la liquidación del régimen económico matrimonial, especialmente si el régimen elegido durante el matrimonio ha sido el de gananciales.

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Por Somos Divorcios
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18 sep. 2025
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Liquidación del Régimen Económico Matrimonial

¿Cómo realizo la liquidación del régimen económico matrimonial?

Cuando un matrimonio se disuelve, es necesario proceder a la liquidación del régimen económico matrimonial, especialmente si el régimen elegido durante el matrimonio ha sido el de gananciales. Este proceso consiste en la distribución y reparto de los bienes acumulados durante el matrimonio entre ambos cónyuges. En esta guía, abordaremos cómo se realiza este proceso y qué pasos deben seguirse para garantizar una liquidación justa y equitativa de los bienes.

La liquidación del régimen económico matrimonial puede realizarse de manera amistosa, mediante un acuerdo entre los cónyuges, o de manera contenciosa si no es posible llegar a un acuerdo, en cuyo caso será necesario acudir a los tribunales.

¿En qué consiste la liquidación del régimen económico?

La liquidación del régimen económico matrimonial es el proceso mediante el cual se divide y reparte el patrimonio que los cónyuges han adquirido de manera conjunta durante el matrimonio. Dependiendo del régimen económico bajo el cual se haya casado la pareja, los bienes pueden pertenecer de manera compartida o individual. Los dos regímenes más comunes en España son el régimen de gananciales y el régimen de separación de bienes.

  1. Régimen de gananciales: En este régimen, todos los bienes adquiridos durante el matrimonio se consideran propiedad conjunta de ambos cónyuges, sin importar quién los haya pagado. La liquidación de gananciales implica dividir equitativamente estos bienes y deudas entre ambos, lo que puede incluir propiedades, vehículos, cuentas bancarias, inversiones y cualquier otro activo adquirido durante el matrimonio.

  2. Régimen de separación de bienes: Bajo este régimen, los bienes adquiridos por cada cónyuge antes y durante el matrimonio siguen siendo de su propiedad individual. Solo los bienes adquiridos de manera conjunta por ambos cónyuges durante el matrimonio se dividen en caso de liquidación.

¿Cuándo se debe liquidar el régimen económico matrimonial?

La liquidación del régimen económico matrimonial debe realizarse en los siguientes momentos clave:

  1. En caso de divorcio o separación legal: Este es el momento más común en el que se lleva a cabo la liquidación. Cuando el matrimonio llega a su fin, ya sea por divorcio o separación, es necesario dividir los bienes para que ambos cónyuges puedan comenzar su vida de manera independiente.

  2. Fallecimiento de uno de los cónyuges: En caso de fallecimiento, se debe realizar la liquidación del régimen económico para determinar qué bienes corresponden al cónyuge sobreviviente y cuáles forman parte de la herencia. Esto garantiza que el cónyuge viudo reciba su parte justa de los bienes acumulados durante el matrimonio.

  3. Modificación del régimen económico: Si durante el matrimonio los cónyuges deciden cambiar el régimen económico, es necesario realizar una liquidación de los bienes gananciales hasta ese momento. A partir de la modificación, los bienes adquiridos se regirán por el nuevo régimen económico elegido por la pareja.

Proceso de liquidación

El proceso de liquidación del régimen económico matrimonial puede ser relativamente sencillo si ambas partes están de acuerdo en cómo dividir los bienes. Este es el procedimiento habitual en casos de divorcio de mutuo acuerdo, donde los cónyuges negocian y establecen los términos de la liquidación en un convenio regulador, el cual debe ser aprobado por un juez.

Si no es posible llegar a un acuerdo amistoso, la liquidación se realizará de manera contenciosa, lo que implica un proceso judicial más largo. En este caso, el juez será quien determine cómo se dividirán los bienes, teniendo en cuenta el valor de los mismos, las deudas contraídas durante el matrimonio y cualquier otro aspecto relevante.

Documentación necesaria

Para realizar la liquidación del régimen económico matrimonial, es necesario contar con documentación que acredite la propiedad de los bienes y deudas, como:

  • Escrituras de propiedad.

  • Cuentas bancarias.

  • Contratos de hipoteca o préstamos.

  • Facturas o documentos de compra de bienes muebles.

En resumen, la liquidación del régimen económico matrimonial es un proceso esencial para garantizar que ambos cónyuges reciban una parte justa de los bienes adquiridos durante el matrimonio. Si es posible llegar a un acuerdo amistoso, el proceso será más rápido y menos costoso, mientras que en los casos contenciosos será el juez quien decida el reparto final de los bienes.

¿Cómo se divide la vivienda familiar?

La división de la vivienda familiar en un proceso de divorcio o separación puede ser uno de los temas más complicados y emotivos, especialmente si ambos cónyuges tienen intereses en la propiedad o si hay hijos menores involucrados. La vivienda familiar es el lugar donde la familia ha vivido de manera conjunta durante el matrimonio, y su división puede variar dependiendo de si la propiedad es en régimen de gananciales, separación de bienes o si pertenece a uno de los cónyuges.

En este artículo, abordaremos cómo se divide la vivienda familiar en función de las diferentes situaciones y qué factores influyen en la decisión del juez o en el acuerdo entre los cónyuges.

1. Vivienda familiar bajo el régimen de gananciales

Cuando el matrimonio está bajo el régimen de gananciales, todos los bienes adquiridos durante el matrimonio, incluida la vivienda familiar (si se compró en ese periodo), son propiedad conjunta de ambos cónyuges. En caso de divorcio, la vivienda se considera un bien ganancial, lo que significa que debe dividirse de manera equitativa entre ambos cónyuges.

Las opciones para dividir la vivienda familiar en este caso son las siguientes:

  • Venta de la vivienda: La vivienda se vende y el dinero obtenido se divide entre los cónyuges en partes iguales o según lo que acuerden. Esta suele ser una solución en caso de que ninguno de los cónyuges desee quedarse con la vivienda o no pueda permitirse mantenerla por sí solo.

  • Adjudicación a uno de los cónyuges: Uno de los cónyuges puede quedarse con la vivienda, pero deberá compensar al otro cónyuge por la mitad del valor de la misma. Esta solución es común si uno de los cónyuges desea seguir viviendo en la vivienda con los hijos.

  • Uso exclusivo para uno de los cónyuges: En algunos casos, especialmente cuando hay hijos menores, el juez puede decidir que el uso exclusivo de la vivienda se otorgue al progenitor custodio de los hijos, incluso si la propiedad es de ambos cónyuges. Esto no implica que se divida la propiedad, sino que el otro cónyuge pierde temporalmente el derecho a habitar la vivienda hasta que los hijos sean mayores de edad o se produzca un cambio en la situación.

2. Vivienda familiar bajo el régimen de separación de bienes

En el régimen de separación de bienes, cada cónyuge es propietario de los bienes que haya adquirido de manera individual. Si la vivienda fue comprada por uno de los cónyuges antes o durante el matrimonio, esta sigue siendo suya tras el divorcio.

Si la vivienda es propiedad de uno solo de los cónyuges, pero ha sido la residencia familiar, el cónyuge propietario puede quedarse con la vivienda, pero el juez puede otorgar el uso exclusivo al otro cónyuge si hay hijos menores que residan con él, priorizando el bienestar de los menores.

3. Factores que influyen en la división de la vivienda

Existen varios factores que pueden influir en cómo se divide la vivienda familiar tras el divorcio:

  • Custodia de los hijos: El bienestar de los hijos menores es un factor determinante en la decisión de la vivienda. Si el progenitor custodio se queda con la custodia de los hijos, el juez puede concederle el uso de la vivienda familiar, independientemente de a quién pertenezca la propiedad.

  • Acuerdo entre los cónyuges: Si ambos cónyuges logran un acuerdo amistoso sobre la división de la vivienda, pueden incluirlo en el convenio regulador. Este acuerdo debe ser aprobado por un juez para que tenga validez legal.

  • Valor de la vivienda: Si la vivienda tiene un valor significativo y ninguno de los cónyuges puede permitirse mantenerla por sí solo, puede optarse por la venta de la propiedad y la división de los beneficios.

4. Venta forzosa de la vivienda

En algunos casos, si ninguno de los cónyuges desea quedarse con la vivienda o si no pueden alcanzar un acuerdo sobre cómo dividirla, se puede ordenar la venta forzosa de la vivienda. En este caso, la propiedad se vende en el mercado, y las ganancias se reparten entre los cónyuges en función de lo que decida el juez o lo que estipule el régimen matrimonial bajo el cual estaban casados.

5. Vivienda en alquiler

Si la vivienda familiar está en régimen de alquiler, la titularidad del contrato de arrendamiento puede ser asignada a uno de los cónyuges, generalmente al progenitor custodio si hay hijos menores. El otro cónyuge perderá el derecho de residir en la vivienda.

Conclusión

La división de la vivienda familiar en un divorcio depende de muchos factores, incluidos el régimen económico matrimonial, el bienestar de los hijos y la capacidad financiera de ambos cónyuges. Llegar a un acuerdo amistoso es siempre la mejor opción para evitar conflictos prolongados, pero cuando esto no es posible, será el juez quien determine la mejor solución, siempre priorizando el interés superior de los menores si los hay.

Si te enfrentas a un divorcio y tienes dudas sobre cómo se dividirá la vivienda familiar, es recomendable contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho de familia para garantizar que tus derechos y los de tus hijos estén protegidos.

¿Cómo influye la custodia en la liquidación?

La custodia de los hijos es uno de los factores más importantes a tener en cuenta en un proceso de divorcio o separación, y puede influir de manera significativa en la liquidación de bienes del matrimonio, especialmente cuando se trata de la vivienda familiar y otros activos relacionados con el bienestar de los hijos. Aunque la custodia no afecta directamente el proceso de división patrimonial, puede tener consecuencias importantes en cómo se distribuyen ciertos bienes y en las decisiones económicas tomadas por el juez o por acuerdo entre las partes.

En este artículo, exploraremos cómo la custodia influye en la liquidación de bienes en un divorcio y qué aspectos deben considerarse para proteger tanto los derechos de los progenitores como el bienestar de los hijos.

1. Custodia y uso de la vivienda familiar

Uno de los aspectos en los que más influye la custodia es en el uso de la vivienda familiar. En muchos casos de divorcio, especialmente cuando hay custodia exclusiva para uno de los progenitores, el juez puede otorgar el uso y disfrute de la vivienda familiar al progenitor custodio, incluso si la propiedad de la vivienda pertenece a ambos o incluso al otro progenitor.

  • Uso exclusivo para el progenitor custodio: Si la custodia de los hijos se otorga a uno de los progenitores, el juez puede decidir que este progenitor, junto con los hijos, continúe viviendo en la vivienda familiar. Esta decisión se toma en función de proteger el bienestar de los menores, ya que evitar que los niños se trasladen de vivienda puede contribuir a su estabilidad emocional y reducir el impacto del divorcio en su vida.

  • Propiedad de la vivienda: Aunque el uso de la vivienda puede concederse al progenitor custodio, esto no modifica la propiedad de la misma. Es decir, si la vivienda pertenece a ambos cónyuges bajo un régimen de gananciales, sigue siendo un bien ganancial que deberá ser liquidado. Sin embargo, el progenitor no custodio, aunque sea copropietario, no podrá habitar la vivienda mientras los hijos menores residan en ella, salvo que se llegue a un acuerdo entre ambas partes o se venda la vivienda.

2. Custodia compartida y liquidación de bienes

En los casos de custodia compartida, la situación es diferente. Con la custodia compartida, ambos progenitores tienen la responsabilidad de cuidar y convivir con los hijos de manera equitativa, lo que puede tener un impacto en cómo se distribuyen los bienes, y en especial, la vivienda familiar.

  • Vivienda familiar en custodia compartida: En algunos casos de custodia compartida, los progenitores pueden acordar que los hijos permanezcan en la misma vivienda, mientras ellos alternan en el uso de la vivienda según el calendario de custodia. Esta es una opción que busca minimizar el impacto del cambio de residencia en los hijos, pero puede generar complicaciones logísticas y económicas para los progenitores, que deben encontrar una segunda residencia.

  • Venta o adjudicación de la vivienda: En otros casos, con la custodia compartida, ambos progenitores pueden decidir vender la vivienda familiar y repartir el valor de la venta de acuerdo con el régimen económico matrimonial. Alternativamente, uno de los progenitores puede quedarse con la vivienda, compensando económicamente al otro. En cualquier caso, la decisión se tomará en función de las necesidades de los hijos y de las posibilidades financieras de cada progenitor.

3. Custodia y reparto de bienes en régimen de gananciales

El régimen de gananciales implica que todos los bienes adquiridos durante el matrimonio son propiedad conjunta de ambos cónyuges. En el proceso de liquidación, estos bienes deben repartirse equitativamente, pero la custodia puede influir en el uso temporal de ciertos bienes, como hemos visto con la vivienda familiar.

  • Bienes muebles y personales: Además de la vivienda, los bienes muebles que forman parte de la vivienda familiar, como los muebles, electrodomésticos o vehículos, también pueden estar sujetos a decisiones en función de la custodia. El progenitor custodio puede necesitar ciertos bienes para el uso de los hijos, y es posible que se llegue a acuerdos sobre su reparto temporal o definitivo.

  • Ajuste económico en función de las necesidades de los hijos: En algunos casos, la custodia puede influir en la distribución de bienes en la medida en que el progenitor custodio pueda necesitar un ajuste económico adicional para hacer frente a los gastos derivados del cuidado de los hijos. Esto puede llevar a que uno de los progenitores reciba una compensación económica mayor o menor, dependiendo de las circunstancias.

4. Custodia y pensión alimenticia

Aunque la pensión alimenticia no forma parte directamente de la liquidación de bienes, sí está relacionada con la custodia y puede tener un impacto en la situación económica de ambos progenitores tras el divorcio. El progenitor que no tenga la custodia o que tenga una custodia compartida con menor tiempo de convivencia con los hijos suele ser responsable del pago de una pensión alimenticia que cubra los gastos básicos de los hijos, como alimentación, educación y salud.

El importe de la pensión alimenticia se calcula en función de los ingresos de cada progenitor y las necesidades de los hijos. Este aspecto económico puede influir en las decisiones que se tomen sobre la liquidación de bienes, ya que el pago de la pensión puede afectar la capacidad financiera del progenitor no custodio para mantener otros bienes o cubrir sus propias necesidades.

5. Custodia y acuerdo de liquidación

En los casos en los que los progenitores logran un acuerdo amistoso sobre la custodia de los hijos, es más probable que también lleguen a un acuerdo sobre la liquidación de bienes. Estos acuerdos suelen ser más rápidos, menos costosos y permiten a ambas partes tener un mayor control sobre la división de los bienes y sobre cómo se manejarán aspectos como el uso de la vivienda familiar.

En cambio, en los casos de divorcio contencioso, donde no hay acuerdo, el juez deberá tomar decisiones tanto sobre la custodia de los hijos como sobre la liquidación de bienes, lo que puede prolongar el proceso y generar más incertidumbre para ambas partes.

Conclusión

En resumen, la custodia de los hijos influye en la liquidación de bienes en varios aspectos, siendo la vivienda familiar el factor más afectado por esta decisión. El bienestar de los hijos es prioritario en cualquier proceso de divorcio, y las decisiones sobre el uso de los bienes y la distribución del patrimonio matrimonial se toman con base en este principio. Es fundamental contar con asesoramiento legal adecuado para garantizar que la custodia y la liquidación de bienes se gestionen de manera justa y equitativa para todas las partes involucradas.


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