Atribución del uso de la vivienda familiar en un divorcio con hijos

Atribución del uso de la vivienda familiar en un divorcio con hijos
El divorcio es una situación compleja que afecta a todos los miembros de la familia, especialmente cuando hay hijos de por medio. Una de las decisiones más complicadas es qué hacer con la vivienda familiar, el hogar donde los hijos han crecido y al que están emocionalmente ligados. ¿Quién tiene derecho a quedarse en la vivienda familiar cuando hay hijos? ¿Qué criterios se siguen para decidir el uso de la casa en estas situaciones? En este artículo abordamos las cuestiones clave relacionadas con la adjudicación de la vivienda familiar en divorcios con hijos.
En la mayoría de los casos, el interés superior de los menores es el factor determinante para asignar el uso de la vivienda, por lo que es fundamental entender cómo se maneja este proceso para garantizar la estabilidad y bienestar de los hijos tras la separación de los padres.
¿Qué se considera vivienda familiar?
Cuando hablamos de vivienda familiar, nos referimos a la casa en la que el matrimonio y los hijos han convivido de manera habitual antes de la ruptura. Esta vivienda es considerada el núcleo del hogar familiar, donde los hijos han desarrollado su vida cotidiana. No importa si la casa está a nombre de uno de los progenitores o de ambos, lo relevante es su función como hogar familiar.
Es importante destacar que, aunque la vivienda pueda tener un valor económico significativo, a la hora de decidir sobre su uso, el bienestar de los hijos es lo que prevalece sobre cualquier otro factor, incluso si el otro cónyuge es propietario del inmueble.

¿Quién tiene derecho a quedarse en la vivienda familiar cuando hay hijos?
La regla general es que, en caso de divorcio con hijos menores, la vivienda familiar se atribuye al progenitor que obtiene la custodia de los hijos. Esto se hace con el objetivo de asegurar que los menores continúen viviendo en su entorno habitual y evitarles así mayores cambios o trastornos tras el divorcio de los padres.
En situaciones de custodia compartida, la atribución de la vivienda puede complicarse. Algunos jueces optan por permitir que los hijos permanezcan en la vivienda mientras los progenitores alternan su residencia allí según los periodos de custodia. Sin embargo, esta solución no siempre es ideal y puede resultar incómoda para los padres. En otros casos, se puede vender la vivienda familiar y repartir su valor entre los progenitores, o uno de ellos puede quedarse con la casa si es económicamente viable.